El leñador y los animales del bosque
Érase una vez un leñador que vivía con su mujer en una vieja cabaña en lo más profundo del bosque.
Era la víspera de Navidad y estaban muy tristes porque no tenían nada para comer y el tiempo era malísimo para salir a caza. Así que se tumbaron junto al fuego y se prepararon para dormir. De pronto alguien llamó a la puerta. El leñador, un poco asustado preguntó que quién era. Le contestó una liebre que estaba muerta de frío y quería pasar la noche dentro de la casa, al leñador no le gustaba dejar entrar a extraños en su cabaña pero le dio pena y la dejó pasar.
Al rato volvió a sonar la puerta, esta vez era un lobo y ahora el leñador se negó por miedo a que se los comiera, el lobo le rogó tanto y le prometió tan solemnemente que no les atacaría, que el leñador se ablandó y también le dejó entrar.
Cuando parecía que finalmente iban a poder dormir se oyeron unos fuertes golpes en la puerta. El leñador se acercó a ver quién era. Se encontró con un oso enorme que, muerto de frío, también quería entrar. El leñador, que tenía mucho miedo, le dijo que no. Pero el oso juro y perjuró que no les iba a hacer daño y al final le convenció.
Durmieron calientes toda la noche juntos alrededor del fuego. A la mañana siguiente los animales preguntaron al leñador como podían agradecérselo y él les explicó que era el día de Navidad y no tenían nada para comer. Los animales se comprometieron a traer algo cada uno y se fueron.
Antes de la hora de comer se fueron presentando, la liebre trajo coles y zanahorias, el lobo trajo un carnero y el oso un cordero. La mujer del leñador lo guisó todo y se dieron una gran comilona. Desde entonces fueron muy amigos, de vez en cuando, en las noches mas frías del año, los animales dormían en la cabaña y todas las navidades comían juntos.