No esperes que sea Navidad para dar amor
En estos días cuando se acerca la Navidad, vemos, por donde vayamos, el ambiente cargado de alegría.
Vitrinas adornadas de Papa Noel, ángeles, pesebres, árboles navideños que hacen que nuestras miradas se pierdan para contemplarlas y más aún los niños que disfrutan mucho del colorido que se ofrece también en algunos hogares.
Pero... ¿Es esto la Navidad? Si bien es hermoso todo el despliegue que se hace en esta fecha especial y es bienvenido un detalle, no debemos olvidar el verdadero significado.
La Navidad, no son los adornos ni los regalos, tampoco es la cena. La Navidad, es unión, paz, esperanza, es la llegada al mundo del Niño Jesús para entregarnos un mensaje de amor y humildad.
Es Navidad, cuando estamos en armonía con nuestros semejantes, cuando perdonamos, cuando regalamos una sonrisa y una palabra amable o de aliento.
Es Navidad, cuando compartimos, cuando sembramos cosas buenas, cuando nos reunimos con nuestros familiares, amigos y nos acercamos a quienes tenemos olvidados.
Es Navidad, cada vez que deseamos lo mejor a alguien, cuando ayudamos, cuando somos solidarios. Es Navidad, cuando trabajamos con entusiasmo, cuando enseñamos a otros lo que sabemos, cuando aprendemos y somos agradecidos por los dones recibidos de Dios.
Es Navidad cuando somos comprensivos, tolerantes, cuando seguimos nuestros sueños y motivamos a los demás a seguir los suyos…
Cada acto que contiene amor, por pequeño que parezca, lleva en sí el regalo de grandeza de la Navidad. Cada día puede ser Navidad, no nos limitemos a esperar diciembre y dejemos que el Niño Jesús renazca en nuestro corazón para vivirla plenamente.
¡¡¡Feliz Navidad!!!
©Marielena Rondinel