Del salón en el ángulo oscuro...
Del salón en el ángulo oscuro,
De su dueña tal vez olvidada,
Silenciosa y cubierta de polvo
Veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
Como el pájaro duerme en las ramas,
Esperando la mano de nieve...
¡Que sabe arrancarlas!
—¡Ay! —pensé—; ¡cuántas veces el genio
Así duerme en el fondo del alma,
Y una voz, como Lázaro, espera
Que le diga: "¡Levántate y anda!"
Gustavo Adolfo Bécquer
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