Mujer de viento,
de risa y dolor,
de aire en llamas
de fuego ancestral.
Tus pies descalzos
contienen la tejida memoria
de caminos bordados de huellas,
amamantando a la historia
desde una sombra de luz intensa,
dando a luz a un mundo
que creció entre paredes estrechas.
Manos suaves como alas
que vuelan cada vez que dan,
derrumbando en su vuelo de cadenas
muros silenciosos de escarcha,
abrigando horizontes nuevos,
irradiando amor incondicional
hacia un futuro hambriento de estrellas,
desde un pasado de manos atadas.
Y mientras sueñas con despertar
el delirio de inviernos marchitos,
acunarás a la esencia originaria
con los brazos florecidos,
escapando de las curvas del tiempo,
acariciando el tacto hiriente,
alzando el vuelo libre con tu voz
que concentra miles de voces
gestantes de otro mundo naciente.
Mujer de fuego, aire y arena,
de tu vientre nacen los sueños del mundo,
de tu mirada se desprenden astros,
llenando de flores desiertos asolados
calmando el dolor de la Madre Tierra
hermana de la pura existencia,
invocando a la dormida primavera
para nutrir las raíces del cambio.