Si yo tuviera el poder de la vida,
reverdecería la aridez de tu alma
te llenaria de besos y con miles de pétalos
de aromáticas flores decoraría el pavimento
por donde caminas.

Te llenaría de mi afecto,
te llevaría entre mis brazos y te recitaría
un poema de amor, uno por cada flor
de las tantas, que con mucho amor,
tú me regalastes.

Si mis manos pudieran encender el fuego
de la pasión dormida de tu cuerpo,
y de tu corazón, mi enamorado,

lo haría despierto, para disfrutar
cada pálpito tu amor y de tu encendida
pasión.

Finalmente, si yo desde aquí,
lograría arrancarte una sonrisa,
correría hacia ti de prisa,
te levantaría en mis brazos,
girándote en círculos, como un torbellino,
te daría un beso, y agradecería a Dios
por todo eso.

Me convertiría en la suave brisa
que tu piel acaricia, y te llevaría
a un privado cielo, donde están
los ángeles, a donde tú perteneces.

El amor es la fuente de la vida,
jamás lamentes el haber amado,
jamás, quites a alguien una flor
después de haberla regalado.

Tu eres el fino regalo
que el cielo me ha dado,
eres mi manantial de agua viva,
la fuente de mis inspiraciones
y buenos deseos.

Eres mi musa otoñal y mi ninfa enamorada,
por eso debo amarte hoy y para siempre,
sin temor a nada, sin que nadie nos señale
sin que nadie me condene por quererte.

Autor: George.Rivas Urquiza