- ¿Viste esta piedra? (dijo mientras la depositaba entre mis manos) ¿Sientes la vida que lleva dentro? Así ocurre con las palabras. Las palabras son como las piedras. A simple vista están inertes, pasivas, indiferentes, pero en su materia habita un alma, el alma de la tierra, el alma del mundo. La vibración que llevan dentro es lo que las hace exhalar vida, lo que las presta su forma. Cuando las palabras se emiten se libera su energía, y esa vibración se sumerge en el mundo y... se expande, atravesándolas, empapando todas sus letras. Hasta que el paso del tiempo hace que las palabras se disipen y sólo permanezca la vibración, aquello que las hirió o las sanó, aquello que aceleró el latido o lo paró, aquello que fue un dardo o una medicina, que elevó muros o tendió puentes, que las desnudó o las cubrió de corazas; aquello que jamás se llevó el viento porque las convirtió en brisa o tempestad perpetuas.
Cuida de tus palabras, de su intención, de su energía, porque están eternamente vivas, más allá del tiempo y del espacio, como lo está la piedra que tienes entre tus manos.