He visto a las mujeres
más bellas del mundo,
convertirse en diminutas sombras satisfaciendo los deseos
de sus seres queridos.
He visto a las mujeres
más inteligentes de la vida
haciendo añicos sus argumentos
frente al protagonismo de sus amantes.
He visto a mujeres con alas
sacando lustre a los barrotes de las jaulas
que les compran sus maridos.
Las he visto bajarse de la luna
para vivir en la cueva de sapo
de su amado.
Las he visto superar el hambre,
las guerras, la muerte
y luego caer de rodillas
frente al beso deshonesto.
Las vi esconder su fuerza,
maquillar su poder,
frenar sus éxitos,
masticando frustraciones ajenas,
haciéndose cargo de necesidades impropias,
cediendo, cediendo, cediendo tanto
que sus cuerpos parecen
desintegrarse, derretirse,
desdibujarse, deshabitarse,
estallar y recomponerse
como un hueso
tras el impacto de una bala.
Las he visto, las veo,
yo también he sido, (soy)
presa fácil y presa difícil
de mandatos rancios
y amores mediocres.
Romperé el espejo
todas las veces que haga falta
y respetaré y esperaré paciente
el día en que todas
podamos vernos liberadas
de tanta pena por nada.