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Soneto
Con dulce y grave majestad ferviente, mientras arde cantando la retama, llegan los Reyes cuando el sol derrama su niña antigüedad de oro inocente.
Con boca y labio de abejar riente donde vuela la miel de rama en rama besaron al Señor, que les enrama de alegre mirto el corazón creyente.
Con toque y mano de fluvial espuma, le ofrecieron el oro desvalido y el lento incienso de ascensión trigueña:
¡todo en el aire es pájaro y es pluma, está el cielo en el ser restablecido y en la indefensa carne el tiempo sueña!
Luis Rosales.
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¡¡¡¡ FELIZ DIA DE REYES !!!!
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