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De: TATIS-7 (Mensaje original) |
Enviado: 20/07/2024 02:52 |
¡Estoy agradecido!
¡Gracias!
Al comenzar el día con agradecimiento, la primera oración que digo es ¡Gracias, Dios! Por belleza y por amor, por sorpresas y emociones, por amistad y por comunidad, por la presencia divina en todo, siento agradecimiento.
Aun cuando paso por un reto difícil, estoy agradecido. Soy yo quien decide cómo reaccionaré a cada situación. ¿Tendré presente que tengo una fortaleza interna dada por Dios? ¿Demostraré aprecio por mi vida y por toda la gente que la enriquece?
Agradezco lo que mi circunstancia presente me ofrece: una oportunidad de crecimiento. Con gratitud, valoro la vida que me ha sido dada y la vida que estoy creando en todas sus manifestaciones.
“¡Lleguemos ante su presencia con alabanza!”—Salmo 95:2
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La presencia de Dios me brinda seguridad.
Protegido
Los soleados días de verano me ofrecen oportunidades para viajar, pasar tiempo fuera de casa, descansar o compartir ratos alegres con familiares y amigos. Doy gracias por momentos como éstos.
Según me preparo para participar en mi actividad favorita, bien sea especial o rutinaria, dedico un momento a dar gracias por las oportunidades divinas de las cuales disfruto. ¡Siento gozo por la vida!
Dios es mi compañero y amigo eterno. Bien esté en mi hogar o en un lugar distante, sé que estoy seguro porque siempre estoy en la presencia de mi creador. Me siento protegido y sustentado, y me mantengo receptivo a la maravilla que cada día ofrece.
“A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.”—Salmo 91:11
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Un gozo nuevo y maravilloso me espera.
Dejar ir
No mantengo expectativas negativas, ya que ellas me impiden apreciar la bondad de Dios que está presente y disponible en todo momento. Cuando espero lo mejor, hago un espacio para ello en mi vida. Esta comprensión me prepara para dejar ir cualquier negatividad que pueda interponerse entre la vida completa que deseo y yo.
Al orar, entrego toda preocupación a Dios. En la quietud, recibo nuevos discernimientos y mayor comprensión. Permito que este progreso continúe, sin regresar a la duda o la negatividad. Dejo ir y confío en que Dios me guía. Continúo hacia adelante y tengo presente que maravillosas nuevas alegrías y bendiciones me aguardan.
“Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia.”—Proverbio 3:5
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