Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

MIO, TUYO Y NUESTRO
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 Todos los paneles 
 BIENVENIDOS A MIO, TUYO Y NUESTRO 
 LEER ANTES DE ENTRAR 
 General 
 NUESTRO BANNER 
 EL CHAT 
 Comunidades amigas 
 Háblanos de ti 
 Nuestras fotos 
 Tutos para grupos 
 Tutos Administradores 
 Tutoriales varios 
 Música 
 Tutoriales Power Point 
 Tutos Psp de Aveplateada 
 Tutos de Rita Patri 
 Tutos de Layla 
 Navidad 
 Materiales 
 Fondos para usar 
 BUZONES 
 Dudas del Corel 
 Exclusivo para la comunidad 
 FIRMAS 
 Efectos de fotos y autofirmas 
 Rincón de Aveplateada 
 ◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙◙ 
 
 
  Herramientas
 
General: .-.-.LA CADENA DE ORO.-.-.
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Ximena777  (Mensaje original) Enviado: 17/06/2009 22:30
 

 

 

El escritor y filósofo Johann Wolfgang von Goethe dijo: “La bondad es una cadena de oro por la cual se mantiene unida la sociedad”.

Pero yo no estaba pensando en la cadena de oro de bondad un día en el que un automóvil dilapidado, probablemente mantenido andando con goma y alambres, se estacionó frente a mi casa. Durante esos años, vivíamos en un pueblito justo frente a la iglesia que servía y los viajeros en necesidad constantemente hallaban el camino a nuestro hogar.


Me estaba cansando de ayudar a mucha gente que paraba casi a diario. A menudo me levantaba en medio del otrora buen sueño nocturno para salir al frío y ayudar a alguien que estaba de paso.

En una ocasión nuestra propiedad fue saqueada; en otra conduje en medio de una tormenta para rescatar a dos personas; muchas veces sentía que me sentía tomado por sentado por motoristas o caminantes sin un centavo que ni siquiera me agradecían por la ayuda recibida y que se quejaban que no hiciera más por ellos.

No me había sentido parte de una “cadena de oro de bondad” por un rato y, aunque todavía ofrecía ayuda cuando podía, algunas veces, por dentro, deseaba que tan sólo se fueran.

Pero en este día, un joven con una barba de una semana saltó del dilapidado automóvil. No tenía dinero ni comida. Me preguntó si podía darle algún trabajo que hacer y le ofrecí gasolina y una comida. Le dije que si quería trabajar, estaríamos encantados si cortaba el césped, pero que aquello no era necesario.

Aunque sudoroso y hambriento, él trabajó duro. Debido al calor de la tarde, esperé que se rindiese antes de completar el trabajo. Pero él perseveró y, tras de mucho rato, se sentó cansado bajo la sombra.

Le agradecí por su trabajo y le di el dinero que necesitaba. Entonces le ofrecí un dinerito extra por un trabajo especialmente bien hecho, pero él rehusó. “No, gracias”, dijo en un castellano con fuerte acento extranjero. Insistí en que tomase el dinero pero se levantó y dijo de nuevo: “No, gracias. Yo quiero trabajar. Ud. quédese con el dinero”. Intenté de nuevo y por tercera vez protestó, meneando su cabeza mientras se alejaba.

Nunca más le volví a ver. Estoy seguro que nunca lo haré. E interesantemente, él probablemente piense que yo le ayudé ese día. Pero eso no fue lo que pasó. No le ayudé; él me ayudó.

Me ayudó a creer en la gente de nuevo. Me ayudó a nuevamente querer hacer algo por aquellos en necesidad. Cuánto desearía agradecerle el restaurar algo de mi fe en la bondad básica de los demás y por darme de vuelta un poquito del optimismo que había perdido en el camino.

Debido a él una vez más me sentí parte de la cadena de oro de bondad que nos une el uno al otro.

Tal vez haya alimentado su cuerpo aquel día. Pero él alimentó mi alma.

Volvamos a creer en la gente, aún cuando muchos nos hayan herido. Recordemos no todos son malos, no todos buscan ventaja. No todos quieren herir. Miremos nuevamente con bondad a nuestro alrededor, porque podríamos ser un eslabón mas en la impresionante cadena de la bondad.

Ahora, pues, júrame aquí por Dios, que no faltarás a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que conforme a la bondad que yo hice contigo, harás tú conmigo, y con la tierra en donde has morado. Gen 21:23

Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán? 2 Sam 9:1

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe-. Gal 5:22

 

 

 

 

 

 
 


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados