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Cada día, cada amanecer noto la esencia de tu buena amistad. Mis lágrimas conviertes en cristal. Las tomas en tus hermosas manos y con ellas me fortaleces para no caer. Con la esencia de tu buena amistad entregas todo de ti, por una alegría en mi diario vivir. Mis pesares llevas al abrazarme y los tiras al olvido. Me entregas tu tiempo y olvidas el tuyo. Tapas tus tristezas al compartirlas conmigo. Juntos reímos, juntos lloramos, guardando los cristales en el bello lugar dorado dentro del corazón.
DE LA RED
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