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Mientras que hay algunos casos extremos donde el chisme puede contribuir a una situación dada cuando éste pasa el límite al devaluar a otra persona, y esa no es una línea que vale la pena cruzar. Si el chisme es bueno, nuestros diarios personales se abrirían de manera alarmante, creando más libros abiertos de los que podemos manejar.
Desafortunadamente, vivimos en una sociedad egoísta donde se nos dice que el chisme puede ser algo positivo. Creo que es un comportamiento que sirve para beneficio propio. El chisme degenera la habilidad de tomar responsabilidad por sus acciones. Cuando escogemos no chismear, hay un factor de honestidad que nos ayuda a construir nuestro carácter en varias áreas claves incluyendo la integridad, la compasión y el perdón. En lo personal, siento que tener estas características tiene un valor tremendo.
¿Qué dice la Biblia con respecto al chisme? Contrario a lo que dicen los expertos, Dios es muy claro al decir que NO es algo bueno. Aquí hay algunos de los muchos pasajes de las Escrituras que refutan el concepto que el chisme puede ser una dinámica grupal positiva:
“No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes. ¿Por qué te fijas en la paja que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘Déjame sacarte la paja del ojo’, cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la paja del ojo de tu hermano”. Mateo 7:1-5
“Así que de ahora en adelante no consideremos a nadie según los criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así. Lo que quiero decir es que los cristianos somos nuevas personas. La vida anterior se ha ido, ¡y una nueva ha comenzado!” 2 Corintios 5:16
“No se quejen unos de otros, hermanos, para que no sean juzgados. ¡El juez ya está a la puerta!” Santiago 5:9
“Hermanos, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas la ley, ya no eres cumplidor de la ley, sino su juez. No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?” Santiago 4:11-12
“Hablen y pórtense como quienes han de ser juzgados por la ley que nos da libertad, porque habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa en el juicio!” Santiago 2:12-13
A quien lea este artículo, ¿has escuchado lo último? El chisme no tiene ningún propósito. ¡Compártelo!
Escrito por Chris Carpenter - Director de programa CBN
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