¡Tengo sed! Tengo hambre, tengo sueño... tras esta larga pesadilla de tu ausencia. Mis manos perdieron el tacto, las labios la humedad en el vacío al que me condenas ¡No quiero vivir! sin vivir en ti, sin acurrucarme en tu regazo amamantándome en las fuentes de tu senos, saciando mi apetito entre tus ingles, muriendo exhausto en el último suspiro tras depositar en tus pliegues el néctar blanco de mi cálida virilidad. A/D
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