UN BESO Me rendí a esa lluvia de besos a esa catarata rugiente y apasionada gotas gruesas deslizándose en la piel frenética batalla de dientes y lenguas de manos, piel, pelvis, de cuerpos estremeciéndose estallando poro a poro sin apuro, marcando territorios Rodamos enloquecidos empapados de magnéticos flujos flujos calóricos trasmutando en embravecidas olas olas agitadas sin pausa vibrantes una hilera de gotas incalculables que se hicieron espuma e intensa marejada sacudiéndonos un ondular travieso intenso fluir ambrosías tus manos apresando a las mías Me sometí al capricho furioso de tus labios labios imprimiendo parabólicas huellas suspiros, ronroneos que terminaron en gemidos flujo radiante imparable océano embravecido calmando nuestra sed Me expugnaste meticulosamente mientras: mis yemas se anudaron en remolinos en la vellosidad del torso luego descendieron por tus caderas rectas allí donde se insertan dos columnas jónicas donde se yergue único tu acero de fuego y de placer… Tus manos cabales no dejaron de recorrerme escultor de mis pasiones más intimas cincelando en arcilla provocándome hasta el desatino no paraste de tallarme en grada de hacerlo con finura dandóme la tersura cincelada del mármol seguiste sin detenerte jinete formidable… En nuestros ojos se incrementaron las flamas no pareste de embestirme con tú tierna firmeza dejandóme quebrar en aullidos y que tu cuerpo fuera parte del mío fuí un iceberg navegando en mares de sudor y gruñidos delirante ritmo binario alquimia pura lluvia de oro y fuego Unión perfecta de Mercurio y Azufre