Creo que son pocas las personas que conozco que no mienten, aunque sea por omisión, mienten.
Yo misma he mentido con mentiras "blancas".
Una vez mentí para darle paz a una persona, para darle ánimos de seguir viviendo. Era sabido por todos que había que ocultarle la verdad y a la primera persona que se le ocurrió preguntarle por esa verdad, fue a mí.
Jamás me arrepentí de haberle mentido, le mentí muchas veces y por esa mentira sobrevivió años al terror de la enfermedad que la consumía pero creía en mí y eso la ayudaba a seguir.
Era la abuela de mi esposo.
Una señora como no he conocido a nadie, con una fuerza física y fuerza de voluntad pasmosa, de gran carácter, una persona que muchos le temían precisamente por su carácter.
No sabía leer y ni falta que le hizo, se manejó durante 88 años por todos lados sin saber leer. Solamente sabía firmar, una de sus nietas la enseñó a firmar. Pero sí conocía los números y las operaciones matemáticas básicas.
Un día le diagnosticaron cáncer mamario con metástasis, cuello, espalda y la columna, le dieron 6 meses de vida, a lo sumo, por su fuerza física y con tratamiento y cuidados férreos, le daban un año.
Prácticamente la abrieron y la cerraron, sólo quitaron un seno para aliviar el dolor y extirpar un poco la malignidad que invadía su cuerpo.
Le quitaron un seno nada más, el otro no corría peligro inminente. Fue terrible aquello, casi muere de tristeza, dolor y decepción. Luego más triste y deprimida porque su ignorancia era solamente en la lectura, de resto, más inteligente se hace difícil, así que todo lo que vino después la llevaba a saber que era un cuadro completamente de cáncer.-
La tristeza y depresión la estaban consumiendo.
Se le pidió al médico que no le dijera que tenía cáncer.
El médico le dijo que tenía no sé cual enfermedad, no le dijo que era cáncer, pero que esa enfermedad ameritó quitarle el seno.
Se conformó con eso y empezó a recuperarse, le tocaba empezar radio y quimioterapias.
Paralelo a eso, un tío político mío, sufrió un colapso estomacal, no recuerdo como se llama eso que le dió, lo operaron y le quitaron el estómago. Casi muere.
Cuando la abuela de mi esposo empezó la quimioterapia, mi suegra estaba completamente destrozada y temerosa de que su mamá muriera por tristeza mucho antes de que el cáncer la venciera.
Pero su mamá un día me dijo:
-ME MINTIO EL DOCTOR, TENGO CANCER PORQUE ME VAN A HACER QUIMIOTERAPIA-.
Me quedé pasmada y a los pocos segundos le dije:
-¿RECUERDA LO QUE LE PASÓ A MI TIO?-
-Si claro, ¿por que?-
-Bueno, él no tiene cáncer, pero con aquello que le pasó, le hicieron quimioterapia.-
Su alivio fue notorio, me sentí feliz de que se me ocurriera aquello, feliz de mentirle.
Fue absolutamente radical en que le entregaran a ella los resultados de las biopsias y ella misma se las entregaba al doctor, no permitió jamás que otra persona las buscara.
Pasado un tiempo, me atrapó en casa de mi suegra, me entregó el resultado de una biopsia para que se la leyera.
Mi suegra me veía espantada, no tuvo tiempo de avisarme, se había negado a leerle la biopsia alegando que estaba ocupada fregando. No fue necesario que me advirtiera, le mentí descaradamente.
Yo estaba absolutamente consciente de que ella conocía la terminología médica, así que cuando me dió el papel, empecé a leer y le daba nombres y resultados completamente distintos. NEGATIVO, TAL COSA, NEGATIVO, NEGATIVO, ESTO Y AQUELLO NEGATIVO, NO SE PRESENTAN TALES COSAS, ETC.
Un día mi suegra la consiguió en la calle mostrándole a alguien el resultado de otra biopsia, le estaba pidiendo que se la leyera. Mi suegra actuó de inmediato, la entretuvo y no hubo inconvenientes.
A partir de esa situación, el médico le dió la orden al Laboratorio de que hiciera dos resultados, uno de ellos era falso, ese se le entregaría a ella y el otro se enviaría directamente a su consultorio.
Con la quimioterapia, jamás le dió malestar, jamás se le cayó ni uno solo de su abundante y precioso cabello, no adelgazó ni engordó.
Superó el año fácilmente, casi era imposible creer que estaba invadida por el cáncer.
Muy segura de que yo le decía siempre la verdad, porque me conoció desde pequeña, la conocí mucho antes que a mi esposo, ella sabía que yo no mentía, creyó en mí, a carta cabal, jamás dudó de mi palabra y a la negación de su enfermedad.
Esta mentira hizo que ella jamás perdiera la esperanza, jamás perdió la ilusión, enfrentó muchas veces las quimioterapias, animada por estar enferma de no sabía que cosa, pero Teresa le decía que cáncer no era.
Animada por aquella mentira, que todos fueron apoyando, segura de que no tenía cáncer, que tarde o temprano se curaría, fueron pasando los años, hizo una vida absolutamente normal, usaba un brassiere especial que tenía una especie de seno postizo, el otro seno jamás hubo que extirparlo, sobrevivió a la metástasis en casi todo su cuerpo, durante 18 años.
El cáncer la venció, pero le costó 18 años vencerla. Murió completamente inundada de ese terrible mal, luchó con las garras, no sabía en contra de que luchaba porque confió plenamente en mi palabra, así que se dedicó a luchar por aquella enfermedad desconocida, porque si no era cáncer, entonces ella podía vencerlo.
PERO AL CÁNCER NO LO VENCERÍA, SI ERA CÁNCER NO TENDRÍA FUERZAS PARA LUCHAR.
Sí lo venció, murió 18 años después, a los 88 años, ¿quien puede dudarlo?
Siempre tuve que mentirle, era raro el momento en que me veía que no me preguntaba algo de su enfermedad.
Y si tuviera que volver a mentirle, empeñar falsamente mi honor y mi palabra para tenerla 18 años más, lo haría con el mayor de los placeres, gustosamente, descaradamente, mil veces diarias si es preciso, si con mis mentiras y su fe en mi honesta y digna palabra, pudiera tenerla todavía aquí con nosotros, no por 18 años, por un año, por un mes más, hubiera regalado mi honor, fácilmente que mi palabra se puede ir al pote de la basura y le mentiría viéndola descaradamente a los ojos, igual que lo hice durante 18 años.
Le mentí a una de las personas que más ha creído en mi palabra, le mentí descaradamente, mil veces, a una persona que mataba por la verdad, que su honor era su bandera.
Ésta era ella, la foto se la tomaron cuando cumplió los 80 años, siguió luchando contra la enfermedad y murió 8 años después.