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General: ABRE TUS BRAZOS
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: soy-cuquita  (Mensaje original) Enviado: 11/02/2011 17:19

 

 

ABRE TUS BRAZOS

 


Debemos entregar y sentir amor,

pero también gozar del cariño de los demás;

 por lo tanto, no te alejes de las personas

 que te quieren ni levantes un muro entre ti

 y el mundo, deja que te expresen su afecto

 y te sentirás arropado

 por los lazos del amor.

 

Aprende a dejarte querer.

A menudo pensamos que nadie nos quiere,

 pero a veces no dejamos que nos

 lo manifiesten.

 

Un buen ejercicio para aprender a recibir

las muestras de cariño consiste en

situarte frente al espejo y repetir

 en voz alta, cuanto te quieres.

 

Solicita ayuda.


Todos precisamos ayuda en algunos momentos

 de nuestra vida, pero que la recibamos

 depende sólo de nosotros, pues en nuestra

mano está pedirla. No te avergüences

 por necesitar ayuda, y mucho menos

 por reclamarla, porque dando este paso

 demuestras que sabes cuáles son

 tus problemas y cómo puedes

solucionarlos.

 

autor:Desconocido

 

 

 

 


 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: AVEPLATEADA Enviado: 11/02/2011 19:48
Yo lo llamo la fuerza del abrazo.
 
He dado y recibido muchos abrazos, pero tengo un abrazo maravilloso, dí un abrazo a un chico que le cambió la vida.
 
Acepté un trabajo de maestra por un año nada más, nunca trabajo en aulas, preparaba chicos en mi casa y trabajaba más que todo en la parte de control de conducta, problemas familiares, padres, seminarios a maestros, etc.
 
Mi esposo sí ha trabajado en el aula casi toda su vida, yo no, pero a nivel de bachillerato no de primaria. 
 
Por el trabajo realizado con niños problemáticos, nos buscaron a los dos para el mismo trabajo, en la misma fecha, para dedicarle un año a una escuela con alto porcentaje de niños con mala conducta y sumergidos en un ambiente de delincuencia y peligrosidad, él nunca había trabajado a ese nivel pero aceptó, yo menos, pero yo también acepté porque estaríamos juntos.
 
Para ir a ese sitio, hay que meterse una cruz en la boca, pero igual aceptamos.
 
Es una escuela para niños marginales, con problemas de todo tipo, que viven en medio de la delincuencia y la escacez, un ambiente espantoso para cualquier adulto y ambiente absurdo, insoportable para un niño.
 
Me tocaron los pequeños, segundo grado.  A mi esposo los grandes, sexto grado.
 
Eran pequeños y grandes a la vez, yo tenía alumnos de 6 años y también de 10 años, pero pocos, la mayoría eran de 6 a 8 años.
 
Los de mi esposo no, casi todos pasaban los 15 años, no eran niños, eran hombres, casi todos más altos que mi esposo, más que atrasados los chicos en cuanto a estudios, me sentí de lo más feliz porque no me tocaron los grandes, cuando digo grandes, es de edad y altura.
 
Mi esposo luchaba contra aquella programación que tenían sus alumnos, viviendo entre delincuentes, suciedad, con malos ejemplos en todo su entorno.
 
Un ejemplo de lo que pasaba con esos chicos:
 
A mi esposo le tocó un grupo de alumnos donde la maestra se fue enloquecida, porque un chico apuñaló a otro en plena clase, le dió varias puñaladas, llevó el puñal metido en las medias, lo apuñaló porque le quitó a la novia, que afortunadamente no estudiaba allí, el chico apuñalado no murió por un pelito, recibió 8 puñaladas, lo soltó porque lo creyó muerto, al otro sus padres lo sacaron del país, no se sabe como ni por donde. La maestra quiso ayudar y otros chicos le cayeron encima para que no evitara la venganza, los demás salieron despavoridos del aula. Uno de 15 y el otro de 16.
 
Desde ese día, se registra a todos por todos lados.
 
Un alumno de mi esposo, delincuente por convencimiento, en aquel momento tenía 16 años, más alto que yo.  Su pensamiento, vida y emociones eran enfocadas a la total delincuencia, estudiaba obligado por su mamá, iba a clases porque no tenía más alternativa, pero ¿estudiar?, no, ni siquiera se llevaba un cuaderno a clases, a duras penas usaba el uniforme. Por él nos enteramos de los pormenores de aquella locura en el aula, el chico fue de los que salió despavorido cuando sucedió aquello.
 
Mi esposo se lo fue ganando y el chico consiguió en su profesor, a alguien que le demostraba mucho cariño y comprensión, vió en mi esposo al padre que nunca tuvo, al amigo, siempre al lado de mi esposo, no lo dejaba ni un instante, siempre, siempre, al lado de mi esposo, mientras estuviéramos en la escuela, el chico no se separaba ni un instante de él. 
 
Pero no cambiaba su pensamiento.
 
Generalmente antes de entrar o al salir de clases, el chico no seguía hasta la calle, entonces hablabámos con él por unos minutos.
 
Su pensamiento era éste:
 
-No voy a estudiar, cuando tenga 18 años, me voy de la casa, me dedicaré a robar porque robar es lo que da dinero-.
 
Mi esposo y yo le decíamos cualquier cantidad de cosas, no había manera que aceptara otra idea o rumbo.
 
Un día, a la salida de clases, estábamos los 3, el chico, mi esposo y yo, a un costado entre la zona verde y la puerta de salida.
 
Le dije:
 
-Fulanito, si sigues ese camino, (ya lo tenía pero no en tan alto grado como él quería vivirlo), vas a camino a morir antes de los 30 años, morirás joven, a tiros, apuñalado, tendrás una triste muerte-
 
Mi esposo estaba a mi lado y el chico frente a los dos.
 
Me dijo:
 
-Maestra, no me importa morir joven, lo que quiero es tener al menos 10 años de vida donde tenga comida, una casa y no el rancho espantoso donde vivo y un carrito, solamente quiero eso, unos 10 años robando pero teniendo bastante dinero, estudiando me falta mucho para lograrlo, no puedo darme el lujo de esperar, "robar es lo que factura", ¿cree que me importa morir antes de los 30 años?-
 
Me dolió el alma mucho más de lo que ya me dolía viendo a todos aquellos chicos viviendo en condiciones paupérrimas y con todo tipo de problemas emocionales.
 
Me quedé viéndolo en silencio, realmente me dejó espantada, sin palabras, sin argumentos, me sentí tan impotente, tan desvalida como él, sin saber que decirle, el impacto de sus palabras me dejó totalmente indefensa.  A mi esposo le pasó lo mismito que a mí.
 
Dí un paso al frente, esa era la distancia que me separaba de él, me empiné para abrazarlo al nivel de la espalda y hombros, abrí los brazos y lo abracé.  Hizo un movimiento de sorpresa, no de rechazo, solamente lo tomó por sorpresa mi abrazo, se puso un poco tieso, dejó los brazos a los costados, creí que se echaría hacia atrás y apreté el abrazo, fue aflojando su cuerpo, subió los brazos y me abrazó, agachó su cabeza y puso su frente en mi hombro derecho y luego se desparramó en llanto.
 
Yo no veía a mi esposo pero sabía que estaba allí, además de eso se escuchaba el ruido de los demás chicos, maestros, padres y representantes.
 
Me puse a llorar con el chico, lo abracé cada vez más fuerte y él se aferraba más a mí.
 
Mi esposo se acercó y nos abrazó.
 
Todos los demás estaban viéndonos, no sabían que pasaba. 
 
Desde ese día, todos los días, el chico me buscaba para el abrazo, lo abracé diariamente hasta que finalizó el año. Los tres nos fuimos de la escuela, el chico desde ese día empezó a sacar sus cuadernos, a estudiar, le encantaba matemáticas y mi esposo es profesor de matemáticas, aprendió enseguida, es muy inteligente.
 
Mi esposo y yo le hicimos un lavado de cerebro.
 
Fue un delincuente de poca monta.
 
Vivimos lejos de él, pero seguimos en contacto, le dí la oportunidad de que visitara mi casa, corrimos el riesgo, no nos importó, sabíamos que tenía un alma descarriada, pero alma al fin, le dimos el beneficio de la esperanza, el amor, la confianza y la credibilidad en un alma que es buena pero no lo sabe. 
 
Vió como vivimos, a fuerza de trabajo y esfuerzo, le enseñamos que es de a poco, que no viene todo junto, que se logra paso a paso.
 
También vió que mis hijos trabajaban y estudiaban, que no eran chicos con vida regalada, que se esforzaban, que tenían planes de superación, evolución y progreso, que valoraban los valores y a la sociedad.
 
Nos vemos de vez en cuando, siempre nos abrazamos, más que animarlo lo obligamos a seguir estudiando, lo nivelamos para que estudiara el bachillerato, es buenísimo en matemáticas, los números se le dan con extrema facilidad, las letras no, escribe pésimo, lo poquito de bien que escribe es porque yo le digo todo tipo de cosas para que aprenda a escribir bien, le doy tips, golpecitos en la cabeza y el hombro, empujones, etc. 
 
Pero he logrado que lea un poco, de vez en cuando lee a Paulo Coelho, el primer libro que leyó fue de Paulo se lo regaló mi hijo, El Manual del guerrero de la luz, se enamoró de Paulo. Lee poco porque se fastidia, menos con Paulo Coelho.
 
Cuando nos encontramos ya sea por casualidad o no, me abraza y me deja un brazo montado en mi espalda con la mano en mi hombro, me mantiene pegada a su costado, no lo baja hasta que nos despedimos y aprendió a abrazar a su mamá y ella a él.
 
Está mucho más alto, yo que soy alta, con tacones y demás, le llego al hombro, ni empinada puedo besarlo en la mejilla a menos que él se agache, es moreno, bien oscuro, hijo de colombianos, cabello apretado y tiene un rostro hermoso.
 
Sacó el bachillerato y el año pasado empezó una carrera tecnológica.
 
A veces tiene graves problemas, su entorno sigue siendo peligroso, sus amigos no entienden su ideal de progresar sin ser delincuente, tampoco quieren cambiar como él, casi no nos visita por temor a que sus amigos sepan que tiene "este tipo de amigos", no se aleja totalmente de ellos porque es peligroso que se aleje, lo ha ido haciendo de a poco.
 
Pero ya no es un delincuente, cada vez que nos vemos me dice:
 
-MAESTRA, TRANQUILA, VOY BIEN-
 
La meta de este año, es comprarse su carrito, aunque sea viejo y más que usado.
 
Mi esposo se ganó a todos aquellos alumnos, cuando nos fuimos lloraron como bebecitos, yo no tengo esa habilidad y conocimientos, no sé que hizo, pero los alumnos cambiaron de tal manera, que la directora espiaba el aula para ver que hacía mi esposo.  El silencio y la alegría dentro de esa aula, tenía a la escuela completa impactada. 
 
Unos salieron del mundo bizarro, se superaron unos pero otros no.
 
Hoy día, mi esposo, mis hijos y yo, la familia, tenemos un grupo de hombres delincuentes que no conocemos y nos cuidan por toda Valencia, si nos pasa algo es porque uno de ellos no está cerca.
 
Estuvimos allí por un año nada más, eso fue en el 2002.
 
A mi hijo hace casi un año, parado en una calle para cruzar, lo cercaron dos hombres para robarlo y repentinamente vino otro hombre que mi hijo no recuerda a ver visto jamás y les dijo:
 
-A ESTE ME LO DEJAN TRANQUILO, SI LE HACEN ALGO LOS QUEMO, ÉL ES HIJO DE MI AMIGO, EL ES EL HIJO DE MI PROFESOR-
 
Se retiraron, saludó a mi hijo, le mandó saludos a su profesor, soy fulanito de tal, tu papá me dió clases en la escuela tal, yo adoro a tu papá.
 
Mi esposo no recuerda para nada quien es.
 
Mi hija hace como 3 meses, estacionó su carro y empezó a ponerle las alarmas y trancapalancas, al bajarse un hombre le dijo:  TRANQUILA YO TE CUIDO ESE CARRO COMO CUIDO  A MI MAMÁ, PORQUE ESE ES EL CARRO DE LA HIJA DE LA MAESTRA.
 
A veces los consigo parados en algún semáforo, pidiendo o haciendo actos circenses, otros cazando incautos, pero cuando se pone en verde, algún hombre, todavía jovencito me grita:
 
ADIOS MAESTRAAAAAAAAAAAAAAAA, TE AMOOOOOOOOOO.
 
Me volteo y le lanzo besos, TAMBIEN TE AAAAAAAAAAAAAAAAMO.
 
Ni idea de cual de mis niños es.
 
Y yo no tuve ese tipo de alumnos, eran pequeños, de mala conducta, pero niños al fin.
 


 
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