Oración al inicio de la cuaresma
Gracias, Señor, porque la Cuaresma llama a la puerta y nos ofrece una nueva oportunidad: que nos preparemos para acoger el misterio de la muerte y resurrección del Señor que celebraremos, dentro de cuarenta días.
Ayúdame a hacer silencio, Señor, quiero escuchar tu voz.
Toma mi mano, guíame al desierto, que nos encontremos a solas, Tú y yo.
Necesito contemplar tu rostro, me hace falta la calidez de tu voz, caminar juntos... callar para que hables Tú.
Me pongo en tus manos, quiero revisar mi vida, descubrir en qué tengo que cambiar, afianzar lo que anda bien, sorprenderme con lo nuevo que me pides.
Ayúdame a dejar a un lado las prisas, las preocupaciones que llenan mi cabeza, barre mis dudas e inseguridades, ayúdame a archivar mis respuestas hechas, quiero compartir mi vida y revisarla a tu lado.
Me tienta la seguridad, el "saberlas todas", tenerla "clara", no necesitarte.
Me tienta el activismo: Hay que hacer, hacer y hacer. Y me olvido del silencio y la oración,
Me tienta la incoherencia. Hablar mucho y hacer poco.
Mostrar facha de buen/a cristiano/a, pero adentro, donde Tú y yo conocemos, hay mucho para cambiar.
Me tienta ser el centro del mundo. Que los demás giren a mi alrededor. Que me sirvan en lugar de servir.
Me tienta la idolatría. Fabricarme un ídolo con mis proyectos, mis convicciones, mis certezas y conveniencias, y ponerle tu nombre de Dios.
Me tienta la falta de compromiso. Es más fácil pasar de largo que bajarse del caballo y hacer la del samaritano.
¡Hay tantos caídos/as a mi lado, Señor, y yo me hago el distraído!
Me tienta la falta de sensibilidad, no tener compasión, acostumbrarme a que otros sufren y tener excusas, razones, explicaciones… que no tienen nada de Evangelio pero que me conforman… un rato, Señor, porque en el fondo no puedo engañarte.
Me tienta el separar la fe y la vida. Leer el diario, ver las noticias sin indignarme evangélicamente por la ausencia de justicia y la falta de solidaridad.
Me tienta el mirar la realidad sin la mirada del Reino.
Me tienta el tener tiempo para todo menos para lo importante. Y lamentarlo pero no hacer nada para cambiarlo.
Me tienta, Señor, el desaliento, lo difícil que a veces se presentan las cosas.
Me tienta la desesperanza, la falta de utopía.
Me tienta el dejarlo para mañana, cuando hay que empezar a cambiar hoy.
Me tienta creer que te escucho cuando escucho mi voz.
¡Enséñame a discernir! Dame luz para distinguir tu rostro.
Llévame al desierto, Señor, despójame de lo que me ata, sacude mis certezas y pon a prueba mi amor y mi fe.
Para empezar de nuevo, humilde, sencillo/a, con fuerza y Espíritu para vivir fiel a Tí.
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