CUANDO ALGUIEN SE VA DE NUESTRA VIDA
Cuando algo se rompe dentro de nosotros no se nota de forma inmediata, puede doler, pero con los días se hace mucho peor.
Esto nos pasa a cualquier nivel, por ejemplo, si de pronto un@ amig@ se va de tu vida, un@ amig@ con quien compartías muchos temas, muchas noches de chat, y muchas confidencias… no pienses que te dolerá sólo al principio, nada de eso, te dolerá mucho más con el pasar de los días.
Si es un amor ocurre lo mismo, y siempre estaremos diciendo, “ah, esto es por ahora, pero con el tiempo dejará de doler”.
Pero la vida es muy sabia y cruel, y nos hará recordar que apenas somos un grano de arena en este mundo… pasan los días y recordamos más todos los momentos vividos, todo aquello que un día planeamos hacer y ahora ya nunca será posible…
El camino a la recuperación es doloroso.
Nos levantamos, tomamos un café, seguimos preguntándonos qué será de aquella persona, recordamos todas las cosas que vivimos juntos, todas las conversaciones y confidencias que nos hicimos… tenemos miedo que todo eso se haga público, pero les diré algo:
Es verdad que todo duele más, y el tiempo sólo hace lo suyo mucho más allá de lo que quisiéramos.
El olvido no es fácil y el camino que debemos seguir siempre es doloroso, es como estar pagando penitencias. Pero si nuestro amor por aquella persona (sea de amistad o amor vivido) no hay que tener miedo porque aunque todo eso haya terminado por decir algo, siempre queda la fidelidad, la lealtad, y esos principios básicos que estuvieron presentes en aquella época de nuestra vida.
No pensemos que con los días la pena se va, no es así, es como un proceso que se vive. Primero es la sorpresa de aquel final, luego viene la rabia la pena, la resignación, pero luego viene más pena aún… hasta que un día nos levantamos y nos damos cuenta que sólo le deseamos lo mejor, que asumimos que no podemos volver atrás, y aunque aún nos duele pasa la bendita resignación. Y de ahí para adelante a tratar de no cometer los mismos errores que nos hicieron perder a aquella persona, seremos más cuidadosos, seremos más serenos, y daremos gracias a Dios por tener la oportunidad de saber perdonar y que nos perdonen. No siempre herimos intencionadamente, no siempre actuamos mal en forma consciente. Somos humanos y por lo tanto somos imperfectos. Sólo debemos aprender a ser mejores personas, a dar lo mejor de nosotros mismos sin importar los resultados. Más vale dar mucho y saber que lo has dado a no dar nada y después quejarte de lo que te ha pasado. Sed felices, y que vuestros corazones no alberguen rencores, que la vida se encarga de todo aquello.
d/a.
LA TRASNOCHADA El que no vive para servir, no sirve para vivir |