El Tío Pericón y los políticos
José Salguero Duarte Viernes, 20 de abril 2012 http://josesalguerod.blogspot.com.es/
Desde el punto de mira de mi estilográfica, apunto en negro sobre blanco hacia la diana de ciertas circunstancias acaecidas recientemente en el discurrir político, económico y social, de esta España cañí de panderetas, arroz con leche y huevos duros encebollados, que hieden a putrefacto, más que la emanación que desprende el purín de las zahúrdas.
Ya que, un día sí y el otro también, me quedo atónico de cuando veo, leo o escucho, estando al borde de sufrir un ataque de caspa. Por lo que muchas veces tengo la necesidad de hacerle con un berbiquí, dos orificios a la parte delantera de mis sombreros, para que se le aireen las traviesas para no encabritarme.
Porque la presión con la que tienen sometido al pueblo, no hay si existiera, ni un Dios que la aguante. Pero hay que tener entereza ante tantas penurias, como la que tiene mí compare el Tío Pericón de la ‘Cañá de los tomates' de Algeciras. Porque hace unos días, a pesar de tener a todos los miembros de su familia en paro, sin percibir prestación económica alguna, se explayaba conmigo; llegándome a decir “hasta en no comiendo José, llegamos a fin de mes".
Respondiéndole, muchos ladrones de guante blanco venidos a menos, no se zamparían en su situación ni una marmita de caracoles boyunos, al estar acostumbrados a las babas de los manjares y prebendas abastecidas por sus reatas. Y cuando pierden sus influencias, lo que hacen es cocear más que su burra Tomasa, cuando es montada por los machos encebollados sin estar en celo.
El Tío Pericón, que tiene la quijada más desencajada y con menos sustancias que la del caballo del Quijote, soltó una carcajada al oír lo anterior, escupiendo el cigarrillo que llevaba pegado en las comisuras de sus labios, con tanta velocidad o más como corría el yerno del Rey de España, Iñaki Urdangarin, al ser abordado por una periodista en Washington, para ser preguntado por las presuntas causas rateras que se le imputan.
Pienso, que el futuro para el pueblo español está mucho más negro que para Urdangarin. Por lo tanto, debería devolver todo lo presuntamente logrado con dinero de dudosa procedencia. Y de acuerdo a la justa distribución de la riqueza y de la renta, le recortaba el sueldo a él y, a Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, al haber declarado en prensa que “es un riesgo financiero que la gente se muera más tarde".
Christine, por tu mare y la mía, benditos sean los pechos que te amamantaron y las manos inocentes que te dieron de comer cuando ni gateabas. Pero en tu madurez exteriorizas con esas presuntas declaraciones que has hecho, que se te ha avinagrado la leche que mamaste.
¡Como se entere el Tío Pericón!, que es probable que les recorten aún más las prestaciones económicas a los mayores españoles. El día que coincida contigo, al no entender de leyes, no te va a tirar un zapato como hizo un periodista iraquí con el tirano Busch, sino que es posible que te unte la cara con una majá de humus de su burra Tomasa, para que se te quede el cutis más hidratado que haciéndote un lifting.
Otro alto cargo que está apañado, presuntamente, es el Secretario de Estado de Administraciones Públicas Antonio Beteta, al declarar sobre los trabajadores públicos, entre otras cosas, que deben “olvidarse del cafelito y de leer el periódico".
Algo o mucho he querido entender de sus palabras, pero dicho como lo ha hecho, ha provocado una gran polvareda, teniendo a las pocas horas que disculparse. Porque los primeros que deben dar ejemplo son muchos altos cargos y otros tantos políticos, al ser lamentable y vergonzosa la imagen que capto de ellos dentro y fuera de entes oficiales o privados, como es el caso del Congreso de los Diputados, con los escaños vacíos en bastantes sesiones plenarias. Mostrando que trabajan menos que los Reyes Magos, que lo hacen una vez al año.
Tal es la mala imagen que transmiten, presuntamente, ciertos diputados y senadores, hasta el punto, que días pasados el diputado nacional por Almería del PSOE Luis López, presentó su dimisión, al no sentirse “útil ya que no todo el mundo vale para todo". Llegando a declarar, entre otras cosas más, que ha tenido “remordimientos", sintiéndose incomodo porque “lo que hace falta a España es gente que sea útil y le sirva a los españoles para salir de esta situación en la que estamos". |