Vergüenza
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la
hierba que bajó al rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas canas
cuando baje al río.
Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz
rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré
pobre y me palpé desnuda.
Ninguna piedra en el camino hallaste
más
desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque
oíste su canto, la mirada.
Yo callaré para que no conozcan
mi dicha los
que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mi frente tosca
y en la
tremolición que hay en mi mano...
Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame
largo y háblame con ternura,
que ya mañana al descender al río
¡la que
besaste llevará hermosura!
GABRIELA
MISTRAL