No intentes establecer tus propias normas.
Compórtate siempre, en todos los asuntos, grandes y públicos o pequeños y privados, de acuerdo con las leyes de la naturaleza. La armonia entre tu voluntad y la naturaleza debería ser tu ideal supremo.
¿Donde practicar este ideal? En los pormenores de la vida cotidiana, en las tareas y deberes personales. Cuando lleves a cabo una tarea, como darte un baño, hazlo tan bien como puedas, en armonía con naturaleza. Cuando comas, hazlo tan bien como puedas, en armonía con la naturaleza, y así sucesiva mente.
no se trata tanto de qué estás haciendo sino de cómo lo estás haciendo. mientras comprendamos correctamente este principio y vivamos con arreglo al mismo, aunque surjan dificultades (pues tambien forman parte del orden divino), la paz interior seguirá siendo posible.
Epicteto