Iba un pajarito volando bajo cuando choca de frente con el casco de un motorista que venía en sentido contrario al pajarito. Del golpe tan fuerte queda el animalito tirado en la carretera sin sentido. El motorista se da cuenta, para su moto y se va hacia el pajarito, lo coge en sus manos y se lo lleva a su casa, lo pone en una jaula, le pone pan y agua y se va a su trabajo. Al rato empieza a despertarse el pajarito todo aturdido aún por el golpe, mira las rejas de la jaula, ve el pan y el agua y exclama:
¡Ay! ¡Por Dios!. He matado al motorista.