El avivamiento de conciencia o masaje psíquico es un ejercicio que consiste en irse concentrado en cada parte del cuerpo comenzando siempre por los pies y terminando en la cabeza. Es una forma de activar la energía positiva en todo nuestro ser. Se hace sentado o acostado boca arriba, los brazos y las piernas separadas. Se hacen tres respiraciones neutras, esto es inspirar por la nariz lenta y profundamente y exhalar también lentamente y por la nariz a continuación, sin retener el aire en los pulmones. Este tipo de respiración es para relajarnos. Cualquier ejercicio siempre debe comenzar con este tipo de respiración. A continuación se hacen tres respiraciones positivas, esto es inspirar por la nariz lenta y profundamente, retener el aire en los pulmones todo el tiempo que nos sea posible sin que sea forzado para nadie, a continuación se suelta el aire despacio, por la boca o por la nariz.
El paso siguiente es llevar nuestra atención a las plantas de los pies, verlas iluminadas con una luz blanca purísima, pensar que es luz de vida y amor, luz de paz, luego extendemos esa luminosidad hacia los tobillos, como si fuera una luz fluorescente que va encendiendo nuestro cuerpo a medida que avanzamos en él, vemos los tobillos, el calcañal, talones, y empeine de los pies, nos detenemos unos segundos en los pies, luego subimos esa luz por las piernas hasta las rodillas. Nos detenemos unos segundos en todas las piernas iluminadas hasta las rodillas, luego subimos hacia los muslos, ingles y bajo vientre, subimos por el abdomen hasta la cintura, luego el pecho hasta la garganta, nos detenemos unos segundos en todo el cuerpo iluminado hasta la garganta. Luego vamos hacia la parte de atrás, iluminamos los glúteos, la cintura y subimos espalda arriba hasta la nuca. En este momento nos concentramos en las palmas de las manos, hacemos subir la luz entre los dedos hasta el dorso, muñecas, antebrazos y brazos hasta los hombros. Luego nos concentramos en la cara, la boca por dentro y por fuera, la nariz por dentro y por fuera, los ojos, las orejas, todo el cráneo y el cuero cabelludo.
A partir de este momento visualizamos sobre nuestra cabeza, como a un metro de ella un centro de luz y fuerza vibratoria, como si fuera un casco sobre la cabeza, de este casco baja un rayo de luz blanca purísima hasta el centro de nuestra cabeza, allí la pineal, luego lo desplazamos hacia abajo y delante hacia la pituitaria, bajamos el rayo de luz hacia las tiroides en la garganta, hacia el timo, justo entre la nuez y el esternón, luego hacia el páncreas, en el lado izquierdo de nuestra cintura, luego las suprarrenales (sobre los riñones en la espalda) y desde allí hacia las gónadas. Nos quedamos unos momentos sintiendo todo nuestro cuerpo estimulado y lleno de luz y energía. Esta luz se desborda y llena toda la habitación en donde estamos, sigue irradiando y llena de luz toda la ciudad, el país, el continente y toda la tierra. Te quedas enviando esta radiación de luz a todos los seres sin distinción de raza, credo o clase. Luego dejas de irradiar y te quedas en actitud receptiva unos minutos. Que la paz sea contigo.
Nota: si ves que este ejercicio te estimula no lo practiques antes de dormir, si por el contrario te relaja lo puedes practicar acostado dispuesto para dormir. Si no te has dormido se recomienda tomar un vaso de agua fresca al final. |