La fuerza de voluntad aumenta cuando logramos algo. Es como un músculo y puede entrenarse. Después de llevar a cabo una tarea que requiera autocontrol, las personas ya no acometen una segunda tarea con el mismo grado de esfuerzo, aun cuando una y otra tareas no tengan nada que ver. Esta reserva común de fuerza de voluntad se va fortaleciendo con la práctica. En consecuencia, la disciplina acrecienta la fuerza de voluntad.