La armonía de la vida se concentro en tu vientre,
Formando mi ser con tu inagotable amor de madre.
Nací bajo el manto de la tierna protección de tus manos,
Ayudándome a levantarme de mis caídas con tus sonrisas.
Me acunas con tu musical voz secando con ella mis lágrimas
Y cuando sonrío soy yo quien seca tus lágrimas de amor.
Para ti siempre seré tu niño, aquel que creció en tu interior,
La criatura que alimentante con tu sangre y tus sueños.
El hijo por quien te sacrificaste vendiendo tus ilusiones
A la vida a cambio de mi felicidad.
El tiempo sembró tus hermosas canas y las arrugas
Que va marcando bellos senderos en tu divina cara.
Madre, que Dios bendiga la inmortalidad de tu alma,
Porque yo como tu mortal hijo solo puedo amarte
Entregándote mi corazón forjado por tu sangre. Miguel Ángel |