¡Déjame...! Acariciarte cada día con mis labios...
¡Déjame...! Tocarte el alma con la mirada y respirar el aliento de tu boca.
¡Déjame...! Llegar hasta tu piel con la suavidad y las furias de escarpadas olas a las rocas...
¡Déjame...! Ser la llama que te alimente el alma.
La luz...
Que siempre llegue hasta tu ventana.
La melodía...
Sin sonido, que mi Amor te declara.
La brisa...
Que te acaricie en hora inesperada.
La sonrisa...
Que seque tus lágrimas pasadas.
¡Déjame...! Ser pasión que te queme en su llama.
El timón...
Que conduzca a buen puerto tu barca...
El guardián... Que en sus celos, por dentro se desgarra.
El dolor... Que por verte feliz, en sufrir no repara.
El esclavo... Que en cadenas de libertad: Te Ama...
¡Déjame...! Que en una simple flor, te regale mi alma.
Que te diga: "¡Te Quiero...!
Tan sólo con la mirada.
Que tengan mis silencios, más fuerzas, que palabras.
¡Déjame...! Ser la estrella, que entre por tu ventana y se llegue a tu cama...
¡Déjame...!
Que desborde tu cisterna en mis aguas.
Que te entregue la flor que en mi interior brotara.
¡Déjame...! Que despierte de mi triste letargo y recepte en el frío el calor de tus manos.
¡Déjame...! Que te Ame como nunca te amaron y aceptar que la espera jamás ha sido en vano. Que de tanto aguardarte
y de tanto soñarte he recibido el premio del haberte esperado...
¡Déjame...! Que despierte. Que como en las leyendas he dormido y soñado, y que al llegar tus labios y rozar con los míos, recién he despertado.
Recuerda la mañana
cuando de un mismo vaso compartimos la dicha de beber y mirarnos... Recuerda aquella puerta, en que los dos giramos saliendo nuevamente, sin nunca haber entrado.