El hombre es la más elevada de las criaturas. La mujer es la mas sublime de los ideales.
El hombre es el cerebro. La mujer es el corazón el cerebro fabrica la luz, el corazón el amor. La luz fecunda, el amor resucita: el hombre es fuerte por la razón, la mujer es invencible por las lagrimas. La razón convence, las lagrimas, conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos. La mujer de todos los martirios. El heroísmo ennoblece; el martirio sublima.
El hombre es un código. La mujer es un evangelio. El código corrige: el evangelio perfecciona.
El hombre es un templo, la mujer es el sagrario. Ante el templo nos descubrimos, ante el sagrario nos arrodillamos.
El hombre piensa. La mujer sueña. Pensar es tener en el cráneo una larva; soñar es tener en la frente una aureola.
El hombre es un océano. La mujer es un lago. El océano tiene la perla que adorna; el lago la poesía que deslumbra.
El hombre es el águila que vuela; la mujer es el ruiseñor que canta. Volar es dominar el espacio; cantar es conquistar el alma.
En fin, el hombre esta colocado donde termina la tierra. La mujer donde comienza el cielo.
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