Abandonos y renuncias...
Y se oscureció el cielo...
El aire parecía vibrar con saña a mi alrededor, la paz para mí, era una palabra sin significado, sin razón, olvidada...
El único amigo parecía ser el sueño, como si fuese una fuente de agua en pleno desierto, más... Al igual que estas, nunca están ahí.
Y la energía que llenaba mi cuerpo era de destrucción, de ira, de rabia, de dolor y desconsuelo, y en lo único que podía pensar era en lo triste de mi suerte y en lo increíble que me parecía la posibilidad de no verle nunca más. Parecía una pesadilla, la peor, la más despiadada, pero, no era un sueño, era la verdad.
Él no me quería, el temor que yo tenía resultó ser real. Lo peor que podía pasarme realmente me pasó. Y mi corazón lloraba aun cuando todo lo que externamente había en mí ya no tenía fuerzas para hacerlo. Y mi alma gritaba, gritaba con terror, con miedo, con dolor de pérdida y de abandono, con la furia que sólo el dolor que va más allá de las palabras podría entender.