EL EGO
La prioridad de lo grande siempre es del ego; en cambio, para el amor no hay grande ni pequeño; el amor abraza a quien quiera que se le acerque.
El amor siempre está feliz cuando puede dar o compartir, el ego sólo está contento cuando puede obtener.
Uno se vuelve como un rey dondequiera que haya flores de amor; y uno se vuelve pobre y lleno de sufrimiento siempre que las espinas del ego estén presentes.
El amor espera día y noche. Se siente agradecido cuando puede compartir. El ego es incapaz de esperar.
El ego siempre vela por sus intereses. Acude sólo si con ello cumple algún propósito. El amor, en cambio, es inmotivado: amar es su propia recompensa. Aún recibiendo heridas es feliz el amor. En cambio, el ego, recibiendo "algo" no está contento: siempre desea más.
El ego es un eterno mendigo, siempre demandando más. El amor, en cambio, es un rey, un emperador.
¿Existe acaso un rey más grande que el amor?