Todos tenemos en la vida al menos, una fantasía cercana a la esperanza. Estrella lejana que miramos sonrientes, trocito de dicha que pedimos prestada en el balcón de nuestras ansias.
Y confiamos en ella como creemos en la sangre que nos nutre por más que nos asuste el verla.
Tratamos de acercarla a tierra firme aunque generalmente, el consejo de ancianos residente opine en disidencia.
De mi parte, continuaré amparado en mis reclamos pedaleando ilusiones en esta bicicleta de los días.
Si llego hasta la meta de mis sueños, podré pasar la posta. Siempre hay escépticos mutando.
Si el final se me escapa del libreto, si todo se derrumba...
Hurgaré en los escombros buscando todo aquello que me sirva para empezar de nuevo este pelear por algo.
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