Tu te llevaste mis mejores voces y compartiste los sueños mayores, has conocido muchos sinsabores que detenían la dicha y los precoces momentos de ternura que, veloces, pretendieron convertirse en albores: terminaron sufriendo los dolores que siendo compañera bien conoces. Te supe libertad y carcelera, caudal a desbordar a una represa, realidad desgarrante o la alegría que quiso alimentar mi fantasía. Hoy sigues como siempre: bella, ilesa, acompañándome donde yo fuera.
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