Si mañana yo diera mi saludo final y debiera viajar al próximo lugar de la historia que hay pensada para mi...
Si esto se diera así, al menos no tendré la ocasión de sufrir discutiendo el por qué me tocó -justo a mi- empacar y partir.
No habría que convidar los trozos del pastel que conforma mi haber, simplezas a granel: la carpeta con versos que alguno ha de leer, mi libro de canciones (reseña de crecer) la guitarra emparchada y algunas cosas más valuadas solamente para mi intimidad.
Si mañana marchara sin aviso anterior, supongo que sería mi único temor no haber aprovechado el inmediato ayer, para contarte cuanto alcanzó mi querer.
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