Aunque tus responsabilidades y obligaciones sean muy reales y apremiantes, no tienen por qué agobiarte.
Porque estando dispuesto a asumir responsabilidades por algo, te pones al mando de ello.
Aunque las frustraciones puedan ser muchas y profundas, no tienen por qué agobiarte.
Porque trabajándolas estarás construyendo valiosos logros.
Aunque una profunda tristeza pueda caer sobre ti, no tiene por qué agobiarte.
Porque esa tristeza sólo es posible gracias a que te importa tanto, y porque sabes sin lugar a dudas cuán bella puede llegar a ser la vida.
Aunque puedas estar rodeado de oscuridad, no tiene por qué agobiarte.
Porque esa oscuridad hace que tu propia luz brille más intensamente.
Aunque los problemas y distracciones puedan no tener fin, no tienen por qué agobiarte.
Porque deslizándote a través de ellos estarás avanzando en dirección a tu sueño.
Aunque la vida pueda ser complicada, no tiene por qué agobiarte.
Porque puedes vivir momento a momento, aprovechando con alegría todos y cada uno de ellos.