Una vez en unos de los tantos viajes que hacia por las sierras del norte conocí a un hombre llamado Estaban, el era un hombre de aspecto similar al que se ve solo en las películas de antes, como si su figura se hubiese congelado en el tiempo, pero no decían lo mismo su barba ya tan larga que cubría por completo todo su cuello y el cabello que sobresalía de ese gorro de color verde opaco que apenas cubría una parte del largo cabello de ese señor .
En cuanto note que mi mapa no me era útil en esa parte y a esa hora de la tarde ya apunto de oscurecer, decidí preguntarle al señor que se sentaba en un tronco y miraba hacia el suelo como resignado por algo “el era Estaban de quien les hable” quien después de tardar unos segundos para responder mi primer pregunta y escuchar por primera ves su vos, me dijo que el sabía como podía hacer para retomar el camino que me llevaría de vuelta a la carretera de la cual me había desviado varios kilómetros .
Estaba muy cansado para tratar de continuar a pie y a esa hora de la noche así que decidí quedarme a pasar la noche ahí en la orilla de ese camino que no figuraba en mi mapa en compañía de un desconocido. Quien no tardo en hacer un fuego para poner un poco calida esa fría noche y tomando una taza de café caliente trate de descubrir de donde venia y a que se debía su visita a un lugar que quizás pocos conocíamos. Nuevamente después de unos segundos y con una vos un tanto aguda me dijo- del lugar donde las personas cambian por nada, en ese momento no me intereso el nombre de ese lugar sino a que se refería cuando dijo que las personas cambian por nada.
Y fue ahí donde me contó que alguna vez en su juventud fue más que un hombre exitoso involucrado en la administración y el manejo de haciendas, si no que por un tiempo se considero el hombre mas feliz del mundo al estar recién casado con la hija de un de un acercado desde hace años a la familia , Cristina hija de otro hombre de haciendas. Todo era perfecto, ella le había dado la noticia que todo el mundo esperaba y el aún mas, serian padres al comienzo de la primavera próxima .
El hombre se recorría los inmensos campos buscando el lugar perfecto para allí formar una familia en la casa que el mismo construiría durante el embarazo de su esposa, quien luego se encargaría de hacer la comida para el y sus tres peones durante la construcción.
Hasta que una mañana de primavera por fin nació el pequeño y tan esperado bebe el cual mantuvo a Esteban durante una semana junto a él y a su esposa sin salir de la casa, luego de ese tiempo todos volvieron a sus deberes habituales.
Un día cuando volvía de trabajar en su caballo vio a un hombre que salía de la casa y atrás de el venían dos hombres más disparándole a matar, pero no tuvieron suerte. Una bala de escopeta en la pierna izquierda de Esteban, no impidió que el entrara a su casa y allí poder ver a su esposa y al recién nacido tendidos en el piso ya sin vida y bañados en sangre- justo antes de que cayera la primer lagrima del rostro de Esteban entraron los dos hombres que lo venían siguiendo y fue entonces cuando vio el rostro de su suegro y el de su padre que al verlo le dispararon nuevamente y no tuvo mas remedio que huir de ese lugar y de esos hombres que por alguna razón estaban tras él.
Le pregunte si sabia quien era el hombre que salio de su casa poco antes de que él llegara y el solo dijo que no y se pregunto a así mismo ¿quien era y porque mataron a mi familia? ¿Y porque quieren matarme a mí? ...
Cuando termino de hablar pudimos escuchar el galopar de unos caballos que se dirigían rápidamente hacia nosotros y Esteban dijo- son ellos de vuelta, cuando dejo la taza de café tirada en el suelo y empezó a correr hacia el bosque perdiéndose entre los árboles y la fría noche. Luego esos dos hombres pasaron cerca de mí y eran tal como el los describió.
Ruben Silva
©Creaciones Aida Gabito Grupos Sept. 2009
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