Octubre 15, 2009: Hace muchos años que los investigadores saben que el sistema solar está rodeado por una gran burbuja de magnetismo. La llaman "heliósfera", surge desde el Sol y se extiende mucho más allá de la órbita de Plutón, proporcionando de este modo una línea primaria de defensa contra los rayos cósmicos y las nubes interestelares que traten de penetrar nuestro espacio local. A pesar de que la heliósfera es gigantesca y, literalmente, llena el cielo, no emite luz alguna y tampoco nadie la ha visto.
Hasta ahora.
La nave espacial IBEX (sigla en idioma inglés de: Interstellar Boundary Explorer o Explorador de la Frontera Interestelar) ha trazado los primeros mapas integrales (que cubren la esfera celeste por completo) de la heliósfera y los resultados han sorprendido a los investigadores. Los mapas están divididos en dos por un cordón ondulante y brillante de origen desconocido:
Arriba: Mapa integral del cielo, hecho por la sonda IBEX, el cual registra la emisión de átomos energéticos neutrales y revela un filamento brillante de origen desconocido. V1 y V2 indican las posiciones de las naves espaciales Voyager. [Más información]
"Este nuevo resultado es impactante", dice Dave McComas, quien es el investigador principal del proyecto IBEX, en el Instituto de Investigaciones del Suroeste (Southwest Research Institute, en idioma inglés). "No teníamos idea de que este cordón existiera —o de qué lo pudo haber creado. Nuestras ideas previas sobre la heliósfera externa van a tener que ser revisadas".
Aunque el cordón se ve brillante en el mapa trazado por IBEX, no brilla de manera convencional. El cordón no es una fuente de luz, sino una fuente de partículas —atómos neutrales energéticos (en idioma inglés: energetic neutral atoms o ENAs). Los sensores de la sonda IBEX pueden detectar estas partículas, que se producen en la heliósfera externa, donde el viento solar comienza a disminuir la velocidad y se mezcla con la materia interestelar que proviene de la zona exterior del sistema solar.
"Este cordón circula entre las dos sondas Voyager, y no había sido observado por ninguna de ellas", hace notar Eric Christian, científico adjunto de la misión IBEX, en el Centro Goddard para Vuelos Espaciales, de la NASA. "Es como tener dos estaciones climatológicas y que una tormenta pase entre ellas sin que se la note".
A diferencia de las naves Voyager, que han viajado durante décadas hacia la frontera del sistema solar para tomar muestras in situ, la nave IBEX permaneció cerca de casa. Se encuentra en órbita alrededor de la Tierra, girando a su alrededor y recolectando ENAs de todas direcciones. Esto da a la nave IBEX un punto de vista global que es único y necesario para descubrir algo tan vasto como el cordón.
El cordón también tiene estructura delgada —pequeños filamentos de emisión de ENAs de apenas unos cuantos grados de ancho: ver imagen. La estructura fina es un misterio, al igual que el cordón, dicen los investigadores.
Una pista importante: el cordón corre en dirección perpendicular al campo magnético galáctico justo fuera de la heliósfera, como lo muestra la ilustración de la derecha.
"Eso no puede ser una coincidencia", dice McComas. Pero, ¿qué significa? Nadie lo sabe. "Nos falta conocer un aspecto fundamental de la interacción entre la heliósfera y el resto de la galaxia. Los teóricos se encuentran trabajando como locos para resolver este problema".
Es importante entender la física de la heliósfera externa por el papel que juega al hacer las veces de escudo del sistema solar y protegerlo contra los rayos cósmicos. El tamaño de la heliósfera y su forma son factores clave en la determinación de la potencia que posee para hacer las veces de escudo y, por lo tanto, en la determinación de la cantidad de rayos cósmicos que llegan hasta la Tierra. Por primera vez, la nave IBEX está revelando cómo podría responder la heliósfera al chocar contra las nubes interestelares y los campos magnéticos galácticos.
"IBEX se encuentra ahora haciendo un segundo mapa integral, y estamos ansiosos por ver si el cordón está cambiando", dice McComas. "Observar cómo evoluciona el cordón —si es que está evolucionando— podría darnos más pistas".
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