DE LA VIDA
¡Ay del que llega sediento a ver el agua correr y dice: La sed que siento no me la calma el beber!
¡Ay de quien bebe, y, saciada la sed, desprecia la vida: moneda al tahúr prestada, que sea al azar rendida!
Del iluso que suspira bajo el orden soberano, y del que sueña la lira pitagòrica en su mano.
¡Ay del noble peregrino que se para a meditar, después de largo camino, en el horror de llegar!
¡Ay de la melancolía que llorando se consuela, y de la melomanía de un corazòn de zarzuela!
¡Ay de nuestro ruiseñor, si en una noche serena se cura del mal de amor que llora y canta su pena!
¡De los jardines secretos, de los pensiles soñados y de los sueños poblados de propòsitos discretos!
¡Ay del galán sin fortuna que ronda a la luna bella, de cuantos caen de la luna, de cuantos se marchan a ella!
¡De quien el fruto prendido en la rama no alcanzò, de quien el fruto ha mordido y el gusto amargo probò!
¡Y de nuestro amor primero y de su fe mal pagada, y, también, del verdadero amante de nuestra amada!
ANTONIO MACHADO
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