Pensamiento del 05/11/2009.
"Algunos educadores, o incluso algunos padres, irritados por el
comportamiento de los niños que tienen a su cuidado, les
fulminan con la mirada. Ignoran que estos niños recordarán toda
la vida estas miradas de odio. Porque los niños quizás no
comprendan, pero son sensibles y sienten el contenido de una
mirada. Un bofetón o un azote, si es necesario, puede no
hacerles daño, pero vigilad vuestra mirada. Los niños olvidan
deprisa los bofetones y los azotes, pero jamás olvidan las malas
miradas que se les ha lanzado.
A veces padres con hijos particularmente difíciles vienen a
pedirme consejo, y yo les digo: «Si debéis castigar a un niño
que ha cometido una tontería, habladle con calma y con buenas
miradas. Decidle que recibirá un castigo porque existen unas
normas contra las que no podéis hacer nada; incluso podéis
llorar un poco con él, si es necesario, y después... ¡adelante
con el azote! El niño comprenderá que no le estáis castigando
por maldad, sino para enseñarle sobre la existencia de unas
leyes de las cuales nadie puede escapar. Es así como meteréis en
su cabeza verdaderas nociones de justicia.»"
Omraam Mikhaël Aïvanhov