Tenemos tantas cosas que hacer,
que corremos riesgo que ahoguen nuestro ser
o que engañen, nuestra verdadera sed,
aquellas cosas que no son de trascender...
Hoy, como ayer, el primer síntoma
es el descuido de la fe...
Y luego... no escuchar, no valorar, no orar
y, encima, creer que uno está bien...
No percibir, no acompañar, mensajes sin contestar
y estar, uno, lejos de los demás...
Sus historias no recordar...
Y, cuanod nos buscan, nunca estar...
¿No será complejo de superioridad?
Hoy, como ayer,
habrá que revisar nuestro hacer
y nuestra manera de ver...
Porque, suele suceder,
que, en el demasiado y en el poco hacer,
hay guardado un egoísmo, duro de reconocer...
Presbítero José Luis Carvajal