El viejo
La plaza,
un verde banco
tatuado con mil nombres.
Un anciano,
de marcadas arrugas,
con sus ojos celestes
de mirada profunda,
sonreía observando
el jugar de unos niños.
Qué estaría pensando?
Qué recuerdos viajaba?
Lo que doy por seguro
que ese rostro contento,
tiermo y tan satisfecho,
mostraba el corazón
que escondía su pecho. |