EL RENO AMABLE
Érase que se era un reno tranquilo sentado en su mesa de madera de tilo
Vivía en las montañas y caminaba por la sierra siempre que le venía en gana y que no le dolían las piernas.
Estaba esa mañana sentado ante el televisor cuando de pronto lo llaman a través del transistor.
-¿Está mi hermano al habla? -preguntó una voz. -¿Puede ponerse enseguida? Es urgente, por favor.
El reno se puso a la radio y muy alegre saludó. -¿Qué es lo que te ha ocurrido? Si puedo ayudarte dímelo.
-Tengo que ir a un concurso, de esos de televisión pero no puedo dejar mi puesto sin una sustitución.
-¿Serías pues tan amable de ocupar tu mi cargo y colgarte en la pared como un sencillo cuadro?
-Hombre, tal puedo hacer aunque resulte extraño que el hermano de un reno esté en la pared colgado.
Y es así como fue que aquel reno salado bajó hasta la ciudad para sustituir a su hermano.
Entró en una habitación y enseguida vio un marco por donde salir a la sala asomado todo el rato.
Di tu que la sala tenía un aspecto fantástico y aunque solo con la cabeza, disfrutaría observando.
D/A
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