Frena tu lengua para que no se desboque; di siempre menos de lo que piensas.
Cultiva una voz baja y persuasiva, la forma como lo dices a veces cuenta más que lo que dices.
Elogia el trabajo bien hecho, sin importar quien lo hizo.
Interésate en los demás; en sus ocupaciones, su bienestar, su hogar y su familia.
No alientes la murmuración. Debes imponerte la regla de no decir nada sobre otra persona si no es algo bueno.
Ten cuidado con los sentimientos de los demás. Los chistes y bromas a expensas de otros, pocas veces son acertados y pueden herir donde menos esperas.