Tiernamente,
susurro a tu oído
serenatas de amor,
mientras a Dios pido
borrar la historia
de un viejo dolor.
Venid, vida mía,
busquemos
la llamarada
que aquel día
provoco el brillo
en nuestros ojos,
yo enamorado,
tu enamorada.
Busquémoslo,
no en el lamento
de un pasado,
mas en la oportunidad
de un presente.
Hoy,
acompañados
por el cantar
de un ruiz señor
esperemos juntos
este amanecer.
Tomemonos
de las manos
y dejemos que así
nuestro amor
vuelva a florecer.
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