bajo lampos de paz como en otrora
para vivir con fe sin agonía.
Una Aurora con Luz y Florecida
de rosas de jazmines y de nardos
donde haya gran respeto por la vida
y se escuchen las voces de los bardos.
Una aurora colmada de rocío
donde crezcan alegres los trigales,
donde no haya en veredas el vacío
que dejan huracanes infernales.
Una aurora con brillo en una pluma
que escriba los mensajes convincentes
para dejarles a hijos por fortuna
y enseñarles a no ser indolentes.
Una aurora sin tajos de opresión,
sin el lloro silente en campanarios,
donde crezcan las flores de ilusión
en los niños y los octogenarios.
Una aurora con rayos de razón
de hispanos escritores y poetas
quienes siembren semillas de la unión
con el alma y visión de los profetas.
( Héctor J. Corredor Cuervo)