Hola Maria Elena
-
Hoy mientras leía los resúmenes del grupo, de hecho todos son muy buenos y me gustan mucho. Pero algo tenía el vuestro, que me dio un hambre algo así como una sed nostálgica de regresar a mi pasado y escribirles algo de mí vida como siempre les hago. Y gracias: “El Vestido de franela” hoy pude rescatar un poco de la esencia de algo de mi pasado, a mitad de siglo, en los 50’s de cuando mi amado Puerto Rico era pobre y bien marcado, mientras todavía éramos una “Colonia” pero no de España sino de los Americanos. Entonces se notaba la pobreza por todos lados, y como niños todos, titeritos de barrio todos corríamos semidesnudos, y descalzos y despeinados. Haciendo mandados, comiendo jobos, guineos, quenepas, caña, icacos, cocos, almendras, tamarindos, cerezas y mangos (frutas de mi país silvestre). En fin había de todo gratis por todos lados, para niños disfrutar por todo el año.
-
Pero tu poema es mejor que un dulce, es como un momento vivido de algo reciclado, si en la pobreza muchos de nosotros heredamos así las piezas de nuestros hermanos. Porque la vida era dura, lo sé, porque yo la viví de primera mano. Éramos tan pobres recuerdo que nosotros cuatro hermanos dormíamos en la misma cama, y bebíamos agua del mismo vaso, o en latitas de avena “Quaker” que se guardaban para agua o café. Y en tu poema vi algo que yo viví. Cuando niño, no sé si para ti, esos fueron los mismos recuerdos. Pero cuando uno pinta un cuadro, uno emula algo que ha pasado por nuestras mentes y venas, el color, el paisaje, lo bucólico. En fin todo, con toda certeza y en muestra de agradecimiento he escrito el poema del: “Limpiabotas” porque es algo así instantáneo que sale de nuestra alma, fue algo así como que tu poema se convirtió en noria y sacó de mi espíritu estos versos. Que había guardado en mi alma por décadas y hoy han salido a la luz por primera vez, como un niño recién nacido que ve la luz por primera vez. Solo me queda por darte las gracias mi estimada amiga, que aunque llevamos mucho tiempo aquí juntos nunca habíamos coincidido, enhorabuena. Gracias.
-
EL VESTIDO DE FRANELA
-
---Poema para niños---
-
Hoy estoy yo muy contenta
Pues voy el domingo a estrenar
Un vestido de franela
Que me ha hecho mi mamá
Con una camisa vieja
Que tenía mi papá
Y unos zapatitos rojos
Guardados en el desván
Que antes fueron de mi hermana
Y ahora para mí serán
-
Iremos primero a misa
Y luego a desayunar
Un chocolate con churros
En el bar de D. Tomás
Y después del desayuno
Iré a la plaza a jugar
Pero con mucho cuidado
Del vestido no manchar
No sea que me regañen
Por no saberlo cuidar
-
Que ganas tengo que llegue
Este domingo especial
Para comer chocolate
Y mi vestido estrenar
El vestido de franela
Que me ha hecho mi mamá
Con una camisa vieja
Que tenía mi papá
-
© María Elena Tamayo
Derechos reservados
-
-
El limpia botas
-
Oh, como recuerdo aquellos días de barrio,
días de fango y lodo y de pobres carreteras
en donde existía muy poco la brea.
Y yo era muy chiquitito,
rubio y canito.
-
Y de ahí mí apodo el canito de María,
aunque mi abuelita le decía: Juana,
nunca supe la razón por ello.
Pero hoy recuerdo aquellos días
cuando a mi casa llegaba con mi carita
y los dedos como un arco iris…
todos embetunados de Brown y Negro
y algunas veces de Blanco.
-
Como recuerdo mis días de antaño
de cuando yo salía a brillar zapatos
calle arriba, calle abajo
y en los bares de las esquinas
así me ganaba la vida
para ayudar a sustentarnos.
-
Recuerdo mi primer cajón
me lo hizo un padrastro
se llamaba Miguel Rosado
era un negro bien alto…
el mejor de todos ellos,
tan decente, era como un santo.
-
Me lo hizo de un viejo cajón de bacalao
con olor a arenque, le daba buen olfato.
Tenía su tapita y encima una forma
como la de un viejo zapato.
Adentro traía dos cepillos caros
de pelo de caballo,
y dos bucales viejos para la anilina…
si la anilina brown y negra y también para los blancos.
Un surtido de bayetas para poder lustrarlos
y algunos palillitos de dientes
para los zapatos de dos colores
en moda de aquellos tiempos de “Pachucos”
como el gran Cantinflas, Tin-tan y Resortes
que los usaban a menudo en el cine mejicano.
-
Y por la parte de afuera el cajón tenía impreso
Bacalao Salado y en rojo un sello…
de algún país nórdico que hoy no recuerdo.
Todavía yo recuerdo
mi primer cliente… en una esquina de Barrio Obrero
a quién le había gritado…
Brillooo, Mr. Brillooo, así un poco cantado,
con vos de niño… orgulloso y seguro de mi trabajo.
Mr. a cinco y a diez centavos.
Me llamó y me dijo:
Ten cuidado con mis medías nuevas blancas
si me las manchas con betún no serás bien pagado.
¡Yo tenía una idea, pero no sabía como!
Así que empecé a brillar los zapatos
pero como era un novato,
le manché las medias con betún negro un poco,
aunque me amonestó y se fue molesto
me pagó mis cinco centavos…
y de propina un buen cocotazo.
-
Así empecé mis primeras empresas:
haciendo mandados,
llevando ropas planchadas
que mi mama lavaba,
brillando zapatos,
y llevando compras de los súper mercados
y así en una larga vida de trabajos
desde muy pequeño y todavía lo hago.
-
El Poeta Rascaso
Playa de Fajardo
Puerto Rico
1-7-10