Además de disfrutar del mágico regalo de la Nueva Energía, compañero de viaje…, quizás también sería oportuno que mires hacia atrás –al camino ya recorrido-, para agradecerle a la Vieja Energía los “servicios prestados”.
Porque con sus luces y sus sombras, ella fue la alfombra que recogió tus pisadas…mientras caminabas lentamente hacia el resplandeciente Nuevo Día…
Y todo el cansancio de las antiguas maneras, que te “saturó” especialmente en este último tramo… :
-el hartazgo por la falta de amor genuino en tus relaciones…
-el hastío de tener que lidiar una y otra vez con los “pequeños tiranos” en tu vida…
-el agotamiento de tu vitalidad en ese trabajo que te fastidia…
-la frustración de no poder amarte como quisieras…de no sentirte valioso ni importante…
-ese desplazarte constantemente de un extremo al otro, en el péndulo loco de tus días…en la vorágine de los contrastes permanentes…sintiendo cada vez más pesada la mochila de la dualidad sobre tu espalda…
-esa enorme fatiga de vivir, en suma… :
¡Nada de eso fue en vano!
El carrousel de la Vieja Energía con su girar interminable, te brindó lo que tenía para darte: el escenario para tu crecimiento…
Y gracias a él es que estás ahora en donde estás: en los portales sagrados de una Nueva Luz…
¡Celebrá cada peldaño de la ajada escalera…!
¡Cada tragedia…y cada alegría…; cada logro…y cada traspié…!
¡Honrá tu pasado, compañero…!
Porque fue él quien te llevó a desembocar en este Resplandor Dorado…¡que ya te pisa los talones…! :
Aquellas dulces noches de vino…amor…y rosas…,
y aquellas otras tristes de lúgubre calvario…
cuando el dolor brotaba del fondo de las cosas…
¡…todo fue necesario…!
¡Y tanto que reíste las veces que reíste…!
¡Y tanto que exploraste lo igual…y lo contrario…!
¡Y tanto que sufriste los días que sufriste…!
¡…todo fue necesario…!
Y a los goces del mundo volverte sordo y ciego…,
y rodeado de amigos…sentirte solitario…,
y por las madrugadas…aquél desasosiego…
¡…todo fue necesario…!
“¡Ya no quiero más de eso!”…gime tu alma agobiada…
“ya nunca más…”, musita con un hilo de voz…,
y así muy lentamente, tu mirada extraviada…
¡…va girando hacia Dios…!
Jorge