Vergüenza
Si tu me miras, yo me vuelvo
hermosa
como la hierba que bajo al rocío
y desconocerán mi faz
gloriosa
las altas cañas cuando baje al rio.
Tengo vergüenza de mi boca
triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que
viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
Ninguna piedra en el camino
hallaste
mas desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que
levantaste,
porque oiste su canto, la mirada.
Yo callaré para que no conozcan
mi
dicha los que pasan por el llano,
en el fugor que da a mi frente tosca
y
en la tremolición que hay en mi mano...
Es noche y baja a la hierba el
rocío;
mírame largo y habla con ternura,
que ya mañana al descender al
río
la que besaste llevará hermosura!
No hay un rayo de sol que los alcance
un día?
No hay agua que los lave de sus estigmas rojas?
Para ellos
solamente queda tu entraña fría,
sordo tu fino oido, apretados tus
ojos?
Tal el hombre asegura por error o
malicia;
mas yo, que te he gustado, como vino, Señor,
mientras los otros
sigan llamandote Justicia
no te llamaré nunca otra cosas que
Amor!
Yo se como el hombre fue siempre zarpa
dura:
la catarata, vertigo: aspereza la sierra,
tu eres el vaso donde, se
esponjan de dulzura
los nectarios de todos los huertos de la
Tierra!
GABRIELA MISTRAL