Niña querida
Duele verte así, triste y cansada. Duele tanto, que me pregunto si no te ves a ti misma. Si lo vieras tal y cómo lo veo yo pensarías que no merece la pena.
Aguantas las lágrimas, pero ¿hasta cuándo? Te refugias en no importa qué para mantenerte ocupada, intentas no pensar, porque duele pensar en ello. Te conozco demasiado, llevo toda la vida a tu lado, pero nunca me haces caso.
La verdad duele, eso es inevitable. A estas alturas de la vida, deberías saber más sobre ti misma. Deberías saber que no todo el mundo es cómo tú, idealista por naturaleza. Los besos no son contratos vinculantes, los te quiero se los lleva el viento y las ausencias, se clavan donde más duele. Cuanto antes lo asumas, mejor para las dos.
Te diré que no es miedo lo que tienes que tener, porque la experiencia me dice, que tras una caída, por muy fuerte que haya sido, volverás a levantarte. Nunca tengas miedo a equivocarte. Tampoco pierdas la esperanza, ni la fe en ti misma.
Sólo te pido que no te enamores de cualquiera, que lo hagas de alguien que me merezca, y que no me entregues en vano. Soy tu mayor tesoro, no me cambies por una sonrisa bonita. De buena, a veces, eres tonta, y eso no puede ser. Deja de aguantar las lágrimas, porque si de algo estoy segura, es de que ya vendrá quien acompañe tus amaneceres. Hasta entonces, recuerda que no estarás sola.
Firmado, tu Alma.
D/A
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