Cuando la mente, amigo mío, quiera arrancarte del momento, con su ansiedad…y con su culpa…y con su paso fantasmal…, prueba a decirte, (concentrado, en lo que sea que estés haciendo): ¡“Me quedo en esto…sólo en esto…, que sólo esto es lo real!”
Y si ella insiste en convencerte de que “el después” será mejor, para envolverte en la ilusión… de un goce al fin siempre pospuesto, ¡no le hagas caso, compañero!...: volvé a decirte con fervor: ¡“Me quedo en esto…sólo en esto…! ¡No hay otra cosa aparte de esto…!”
Y cada “esfera de tu ahora” se irá fundiendo en la siguiente, -con el pasado detenido…, con el futuro congelado…-, mientras te dices a ti mismo, en un “contínuo permanente”: “¡Me quedo en esto…sólo en esto…, que sólo esto me fue dado!”
Y al vivenciar así el instante…, al consentir que sólo sea…, -sin la promesa del mañana…, y sin el ancla del ayer…-, irás sintiendo que te llega -como a la playa la marea-, el delicioso regocijo de simplemente…¡sólo ser!
Jorge
|