Mis queridos amigos:
Esto no es un sermón, no estoy cualificado para ello, solo es una continuación de mis escritos que han pasado en línea todos estos días, mensajes todos llenos de esperanza para aquellos que han pasado por lo mismo que yo he pasado, por el dolor mismo del pueblo Haitiano. Y porque: “It was the right thing to do.” Como dicen los americanos, la forma correcta de hacer las cosas en momentos de desahogo e incertidumbre. Casi nunca acostumbro a escribir estás cosas pero ellas me ayudan con mi espiritualismo, mi esperanza y mi fe. Porque yo resucite de la tumba también, si de la tumba del vicio de donde yo jamás pensé que pudiese salir cuando mi cielo y vida se me desrumbaron encima. Y a cualquiera le puede pasar un milagro, solo debes ser un escogido de Él. Y yo no niego que creo en “Él” y yo lo amo.
Dios es la solución y Él es el único testigo de nuestros más profundos y sinceros cambios y pensamientos. Y de la honestidad y buena voluntad, es que sin Él nada. Es que cuando yo miro hacia el cielo, no sé que me sucede, es como una gran metamorfosis que pasa por mí mente y llega hasta mis brazos, hasta dejarlo aquí plasmado. Es mucho lo que me sucede y sí, yo creo en milagros de tal forma que cada día que miro en el espejo... “Veo uno... Yo.” Porque de donde yo vine y el desierto por donde yo pasé casi todos, beben del “Oasis de la Muerte” y en el curso de sus vidas solo llegan a mitad del camino. Cuando apenas echan plumas ya le han cortados sus alas, pero yo tomé ese último paso, ese que me enseñó a vivir por el buen camino. Y hoy eso es lo que yo comparto con todos ustedes cada vez que puedo y cuando se despeja mí mente lo hago, con asuntos que tocan mí corazón. Hay muchos que no creen ni en la luz eléctrica, ni que Cristóbal Colón nos descubrió; lamentable eso, ahí esta todo en: “La brevísima historia de las Indias” por Fray Bartolomé de las Casas, léanlo, pero ya eso es historia y otros veinte pesos y otra clase de criminales que no tienen que ver nada con este escrito, cuanto lo siento, es que soy así. Y no me contengo, no soy un Cervantes solo digo lo que siento él lo escondió en su “Quijote” que Dios se lo bendiga… Pero yo no puedo hacer nada de eso… “Yo lo grito a los cuatro vientos.” ¡Pese a quien le pese!
Pero yo veo a diario milagros de cómo se van levantando algunos que nunca se dieron por vencidos, esos que nunca perdieron su fe, esos que por fin dijeron: “Ayúdame Dios mío, toma mi voluntad en tus manos y guíame por el buen camino.” Eso yo lo he oído en las calles, en los hospitales y las cárceles de las bocas de seres derrotados que no tenían voluntad para seguir adelante, y hasta de aquellos que han sido condenados a cadenas perpetua y hasta la muerte. Sí, yo soy un ex-convicto y he oído el cantar de los barrotes, y he sabido triunfar en donde no brilla el sol y el pandemónium es el pan y las estrellas de la noche. Tal como lo hicieron Miguel y Rodrigo en Ceuta metidos en una cueva antes de que pagaran sus rescates. Yo viví en la mía y sobreviví todo aquel desastre.
Y en Haití pasará lo mismo, porque tal vez le hayan derrotado su cuerpo pero no su espíritu, no su fe y esperanza, porque después del huracán viene la calma. Y entre todos levantaremos e izaremos la bandera de la: “Buena Voluntad” y en confraternidad arroparemos al pueblo “Haitiano” después que sane sus heridas, lo verán gatear, aprender a caminar y correr hasta más no poder, y será estonces que se verá el milagro, el milagro más grande, para que todos nosotros empecemos a creer en Dios. “Qué con Él, sí, se puede.”
Los esfuerzos no serán inútiles porque de esos cimientos llegará un nuevo despertar espiritual y tal como ha salido hoy el sol y las lluvias han cesado. Todos veremos ese halo de seguridad para cada sobreviviente que será una semilla, para revivir esa fe perdida de que este mundo carece.
Tal vez no todos veremos esa señal, pero ella vendrá, vestida de diferentes formas y está de nuestra parte poderla identificar porque en ella es en donde yace nuestra salvación, y la salvación no es para quien la necesita, porque de una u otra forma todos la necesitamos, pero no es así, ella es para el que esta dispuesto a buscarla, ella es para el que esta dispuesto y tenga el coraje de seguir con ella. Pero del trecho al hecho hay una inmensa distancia. Y luego que la tengas… ¿Qué? Para poder mantenerla entonces hay que darla a otros de la misma forma que nos la dieron a nosotros de una forma desinteresada para que siga creciendo. ¡Sí! Y es de ahí de donde emanará toda nuestra fuerza y “FE.” en ese todo Poderoso.
¿Yo no sé ni quien esta escribiendo este artículo? ¡Estás no son mis palabras! Sino las de Dios porque él es mi guía y mi redentor, no, no, no, no. No soy religioso y mucho menos un fanático ni pertenezco a ninguna “Secta.” Pero yo creo en Dios. Esta es la obra de Dios que yo hago de cuando en vez, y de vez en cuando, cuando el tiempo lo amerita, y mi espíritu necesita algún desahogo, por el tanto dolor que ha pasado por mí alma en estos últimos días de tanta muerte y terror, la pérdida de vidas… hay que tener valor… para sobrevivir toda esa miseria y la miseria es amiga del dolor porque siempre andan juntas. La “FE” es el antídoto, y la esperanza la cura. Sí, mis queridos leyentes esta es mi válvula de escape, esta es mi catarsis, esta es mi introspección… así es que voy viviendo mi vida, y me voy alejando de mi miedo y de mi dolor. No le tengo miedo a la muerte porque de ahí es de donde vengo yo. Y por favor no comparen suerte con milagros, porque dentro de la muerte misma se producen milagros, se producen manifestaciones que nos machucan el alma cuando otros mueren y otros no debajo de tantos escombros.
Así es la vida, y así seguirá para los escogidos para formar parte del callado de Dios. Y para poder llegar a él. Abre tu corazón y déjalo que entre, y por fin notarás esa paz en tu inconciente. Y verás como se puede vivir una vida en armonía con las cosas de Dios sin esfuerzo. Y eso es lo que yo he encontrado, aunque dentro de mis virtudes y mis defectos, (no soy un santo, no nada de eso) es que no soy un genio ni un virtuoso. Solo soy la obra de Dios quien me ha dado este pobre talento. De poder escribir exactamente lo que yo pienso. Amén.
El Poeta Rascaso
Playa de Fajardo
Puerto Rico
1-15-10
0600