TERREMOTO INFERNAL
Hoy Haití es cual hoja a la deriva que se hunde entre las aguas del dolor y que implora tan solo al Salvador un diluvio de afecto desde arriba.
Entre sombras de olvido se marcharon miles de almas a conversar con Dios y a pedir por los seres que quedaron gran comprensión para escuchar su voz.
En las calles se sienten alaridos de la vida escondida entre bastiones pidiendo protección de los heridos y un mendrugo de pan a las regiones.
En praderas camina la agonía buscando agua para calmar la sed y solo encuentra la parca en la vía que le brinda el acíbar de su red.
Allí quedaron solo los escombros de un gran pueblo ahogado en la miseria que levanto a Colón sobre sus hombros y que ofreció su mano a toda Iberia.
¡Auxilio!, ¡Auxilio!, ¡Auxilio!, hoy es el grito que retumba con eco en las naciones para que vuelva a su nido el chorlito sin temor a temblores y a ciclones.
(Héctor Corredor Cuervo)
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